Madrid
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En 2013, cuando Maduro casi pierde las elecciones contra Henrique Capriles (ganó por una diferencia de 230.000 sufragios), la primera orden que dio fue la de implementar un nuevo sistema de votación. Una plataforma que garantizara la supervivencia de la revolución que había heredado, tuviese o no los votos. Pero no fue hasta 2017, después de que Smartmatic denunció el fraude en los resultados de la chavista Asamblea Constituyente, cuando se trabajó en implantar un nuevo sistema.
El CNE tenía dos proveedores principales: Smartmatic, que se encargaba del software y el hardware de votación, y ExClé, responsable de la identificación biométrica. Mientras Smartmatic era una empresa global que proveía tecnología de votación a más de 20 países, ExClé